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– Seguro de manifestaciones y garantías –
En los contratos de operaciones de compraventa de empresa (por su abreviatura en inglés M&A), tratamos las “manifestaciones y garantías” para referirnos a una o varias cláusulas en las que se recogen ciertas afirmaciones hechas por las partes firmantes del contrato sobre situaciones relativas al objeto del mismo, ya sean pasadas, presentes o futuras.
Tratándose de una práctica de origen anglosajón, las cláusulas de manifestaciones y garantías se insertan en los contratos mercantiles al amparo del artículo 1.255 de nuestro Código Civil, sobre la autonomía de la voluntad.
El principal objetivo de este tipo de cláusulas es el de prever las consecuencias derivadas de la falta de veracidad o exactitud de las manifestaciones hechas por el vendedor, que tal y como se ha apuntado anteriormente, reflejan circunstancias pasadas, presentes o futuras relacionadas con el objeto del contrato.
Igualmente, la incorporación de este tipo de manifestaciones va a permitir estipular unas garantías para cubrir todas aquellas circunstancias de las que no se haya informado con anterioridad o en el mismo momento de formalizar la compraventa; esto es, la garantía que ha de ofrecer el vendedor al comprador por vicios ocultos.
Generalmente, las manifestaciones y garantías de las que se hace más uso en la práctica son las relativas a:
- La titularidad de empresa y capacidad para transmitir
- El cumplimiento de las obligaciones con terceros (fiscales, laborales, etc.)
- La situación contractual de la empresa
- La situación contable y financiera de la empresa
- Los activos de la empresa y sus circunstancias
De todo ello se deduce que, generalmente, será el comprador quien esté interesado en incluir cuantas más manifestaciones y garantías posibles, mientras que, por el contrario, el vendedor tratará de limitarlas al máximo. En consecuencia, este será un punto clave para las partes en las negociaciones de compraventa de empresa, pues se podrá acordar un menor precio si se limita en mayor medida el contenido de la cláusula de manifestaciones y garantías, y viceversa.
Asimismo, tiene especial influencia en este escenario el proceso de Due Diligence, de manera que, un comprador que ha realizado en profundidad la tarea de Due Diligence, estará mejor posicionado a la hora de negociar con el vendedor las manifestaciones y garantías a incluir, así como el precio de compra.
En este contexto, las compañías de seguros ofrecen lo que se denomina como “seguro de manifestaciones y garantías”, el cual está destinado a cubrir el riesgo de falta de veracidad o exactitud de las manifestaciones y garantías. Esta opción ha gozado de gran desarrollo en los últimos años en nuestro país.
Tales seguros pueden ser contratados tanto por el vendedor como por el comprador y, en cuanto a su cobertura, cubre la responsabilidad del vendedor derivada de la falta de veracidad o exactitud de las manifestaciones incluidas en la compraventa.
Este tipo de seguros presentan numerosas ventajas, como es la tranquilidad que aporta al comprador el hecho de que conocer que, en todo caso, va a haber un tercero que responda, en su caso, del incumplimiento, independientemente de la solvencia del vendedor. Además, pueden resultar especialmente útiles en aquellos procesos de compraventa en los que el vendedor no está dispuesto a otorgar ningún tipo de garantía.
Por el contrario, algunos compradores pueden considerar estos seguros como un inconveniente en el proceso de compraventa, pues aporta mayor complejidad y costes al tener que involucrar a un tercero (la aseguradora) en el proceso de Due Diligence.
En todo caso, para estimar la conveniencia o no de un seguro de manifestaciones y garantías en este tipo de operaciones mercantiles, será conveniente analizar cada operación particularmente, haciendo además una especial revisión de la cobertura del seguro a contratar y cerciorándonos de la suficiencia de su garantía.
